Este escrito fue elaborado con motivo del pasado concurso internacional de viviendas en alquiler para jóvenes en Córdoba, concursov4j.com, convocado por Vimcorsa y la Fundación Arquitectura Contemporánea, y al cual nos presentamos con el proyecto Cromosomas. Si bien sugería perfectamente el entorno en el que se desenvolvía la vivienda planteada, no deja de querer ser un reconocido homenaje al arquitecto Toyo Ito y su célebre proyecto “El Pao de las muchachas nómadas de Tokio” de 1985.
EL JOVEN NÓMADA ES URBANITA. Encuentra en la ciudad su hábitat natural. Vivir en su centro es la meta. Cerca de la cultura y del ocio, del trabajo y del estudio, del pasado y del futuro… La ciudad ha pasado a entenderse como el verdadero medio natural del habitante de Cromosomas, su marco ecológico, del que se nutre vital y creativamente. Se encuentra a gusto en él.
La ciudad es su cosmos existencial, y en su centro encuentra todas sus necesidades. Su vida se atomizan por el espacio urbano: su salón son los cafés y los cines, su comedor es el restaurante, su aseo se realiza en el gimnasio… La necesaria movilidad se reduce a un corto trayecto en bicicleta.
EL JOVEN NÓMADA ES COMPROMETIDO. Agradece estar instalado en Cromosomas, en contacto con sus semejantes, en un edificio que muestra su forma de ver el mundo. Se siente parte de un territorio global y valora poder conectarse con el mundo fugaz en un ancho de banda suficiente.
Elige vivir en alguno de los cuatro cromosomas de colores, entre árboles, viendo el río en un ambiente cosmopolita. Su educación es eco-comprometida, valora que se le facilite el reciclaje de residuos, la recarga de su automóvil eléctrico y la comodidad de recorrer la ciudad en bicicleta.
EL JOVEN NÓMADA ES INDEPENDIENTE. Precisa de un último reducto para la privacidad, donde encontrarse a salvo del mundo fugaz y del exceso de información. Su refugio plasma su personalidad como individuo.
La casa ha dejado de ser ese espacio doméstico reconocible y zonificado. Cada vez más se difuminan límites entre vivienda y trabajo, entre residencia y oficina. Todo puede suceder en cualquier lugar y en cualquier momento. Son los artefactos y el momento lo que define un uso determinado.
El joven nómada pasa el día fuera y suele comer cerca de su trabajo, menú casero y económico. Vuelve por la tarde y ése es el momento de disfrutar de su hogar, expandido por todo el entorno de Cromosomas, junto a individuos similares, con los que congenia y convive. Le gusta que su vivienda tenga una cocina. Cocinar es divertido. Lo justo, pero sin renunciar a nada. También le gusta disponer de comida preparada en el salón social. A veces, decide pasar el ocaso del día allí, conversando con sus amigos, tomando un kisch recién calentado. Cuando vuelve a la célula, ve un espacio diáfano, conceptual, flexible, adaptado a su antojo.
30 m2 de un nuevo concepto están a su disposición. Casa basada en la continuidad y en la conectividad. Casa digital. Unidad mínima e indivisible, idéntica y siempre diferente. Tan diferente como es de diferente la vida de los individuos. La casa como el imperio del yo. Casa refugio. Casa urbana. Ciudad como un hogar. Casa y ciudad se funden. Las pertenencias del nómada caben en una mochila, son las justas. Unos pocos objetos que le acompañan y le ayudan a apropiarse del refugio. El resto de muebles se los proporciona Cromosomas. Él decide cuales le acompañarán. Un guardamuebles permite una selección del último catálogo de Ikea a disposición del nómada, lo que hará variar la renta final.